Sir Alexander Fleming Médico bacteriólogo inglés (Lochfield, Escocia, 1881-Londres, 1955). Hijo de modestos granjeros estudió medicina en el Saint Mary´s Hospital, donde llevó a cabo toda su formación, siendo más tarde profesor de dicha institución y finalmente director del “Inoculation Department”. Profesor de bacteriología en la universidad de Londres y discípulo de Almroth E. Wright, se interesó muy pronto por los problemas bacterianos. Durante la primera Guerra Mundial se dio a conocer por sus estudios sobre los efectos nocivos de la solución Dakin-Carrel. A partir de 1920 se dedicó al estudio de los agentes antimicrobianos; orientado desde entonces hacia el estudio del antagonismo microbiano, ya observado por Pasteur, descubrió en 1922, junto con Allison, la lisozima, sustancia antibacteriana contenida en muchos líquidos orgánicos, y, en 1928 la penicilina, al comprobar cómo uno de sus cultivos de estafilococos se esterilizaba porque había crecido accidentalmente en el mismo el hongo Penicillium notatum, poderoso agente antimicrobiano al que llamó penicilina. Publicó sus resultados, iniciándose así la época de los antibióticos, pero la penicilina permaneció ignorada hasta 1940, en que otros investigadores, entre ellos Florey y Chain, le dieron la realidad terapéutica que hoy posee, comenzándose a aplicar con resultados verdaderamente satisfactorios durante la segunda Guerra Mundial. La estructura química de esta sustancia antibiótica es relativamente simple, existiendo en la actualidad varias clases de penicilina, que tienen estructura diferente, pero con propiedades semejantes. En 1944 le fue concedido el título de sir. En 1945 fue galardonado con el premio Nobel de Medicina, compartido con sir Howard Florey y el doctor E. Chain. Fue miembro de numerosas instituciones y doctor “honoris causa” de la universidad de Madrid. En sus últimos años tomó la dirección del Wright-Fleming Institute of Microbiology. Es este un ejemplo de cómo la casualidad, dentro del marco de un trabajo científico tenaz y ordenado, puede aportar descubrimientos capaces de cambiar el curso de la historia.
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