Luis Ros AlmauMédico aragonés (1916-1999), primer jefe de Servicio de Radiología de las Instituciones Abiertas de la Seguridad Social española, en jornada completa. Nacido en Zaragoza, el mayor de cuatro hermanos, cursó sus estudios primarios en la Escuela Pía y la licenciatura en Medicina en la Facultad de su ciudad natal, con excelentes calificaciones. Su padre, D. Pedro Ros Ojer era un conocido y prestigioso galeno, con clínica -ya a principios de siglo- en la Plaza de San Miguel de Zaragoza, dedicada al tratamiento de enfermedades por agentes físicos, que incluía también los rayos X y ultravioleta, así como la diatermia, lo que orientó una precoz vocación por la medicina en sus tres hijos varones. Don Luis al término de la contienda civil española (1936-1939), sirvió durante la misma en transmisiones, se desplazó a Madrid para trabajar en la cátedra del reputado farmacólogo Don Benigno Lorenzo Velázquez, llevando a cabo también estudios de la naciente especialidad de radiología. A su vuelta de Madrid, releva a su padre en la consulta de la Plaza de San Miguel, dotado del mismo carácter innovador y dinámico que su antecesor, y la dota con los últimos adelantos tecnológicos. En 1947, cuando la incipiente Seguridad Social española demanda médicos que quisieran atender a sus pacientes en sus consultas privadas, es de los primeros que se presta a ello, incorporándose ulteriormente, en 1956, como radiólogo a la recién inaugurada “Casa Grande”, la Residencia Sanitaria José Antonio de la Seguridad Social (en la actualidad Hospital Universitario Miguel Servet), donde pasó consulta de radioelectrología durante muchos años. El Dr. Ros Almau figura como socio de número de la Sociedad Española de Radiología desde 1952. En 1955 se casó con la Dra. Luisa Mendoza, ginecóloga, quien cursó también la especialidad de radiología en Madrid con el profesor Gil y Gil, con el fin de ayudar a su marido. Era frecuente verlos subir juntos a la popular “Casa Grande“ zaragozana para pasar la consulta de radioelectrología. Eran tiempos difíciles, en los que cabe destacar el amplio sentido social de los facultativos de aquella época, en la que con escasos recursos tecnológicos y de personal realizaban una labor asistencial de gran altura. En 1978, tras brillantes oposiciones celebradas en Madrid gana la plaza de jefe de Servicio de los Ambulatorios Jerarquizados de Zaragoza, que desempeñó hasta su jubilación. Hombre de carácter jovial y extrovertido, fue siempre un jefe próximo y dialogante. Dotado de un trato afable y cordial contribuyó a crear un grupo de trabajo homogéneo y coordinado, que aún perdura. Pionero de la medicina pública, visionario, fue de los primeros en confiar en el futuro potencial de la naciente Seguridad Social, en unos tiempos en los que pocos se arriesgaban a poner sus consultas privadas a disposición de la misma o a trabajar en sus instituciones, cooperando así al desarrollo del proyecto desde su inicio. Es recordado entre los que lo conocieron y trataron, no sólo como un profesional competente, sino sobre todo como un hombre bueno y generoso, de gran humanidad y cultura. La saga ha tenido continuidad, pues su hijo Luis Humberto es el actual jefe de Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza y presidente de la Comisión Nacional de Radiología.
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